Los falsificadores hallan una grieta en la seguridad del canal farmacéutico europeo: las importaciones intracomunitarias de medicamentos, que incrementan el número de intermediarios. La unión recurre a la tecnología para seguir el rastro de sus productos legales y verificar, uno a uno, su autenticidad
ISABEL PERANCHO
Es difícil conocer las cifras reales al tratarse de un negocio ilegal y clandestino, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que las falsificaciones de fármacos pueden representar el 10% del mercado mundial de medicamentos, aunque con importantes diferencias geográficas. Mientras en algunos países en vías de desarrollo la frecuencia de copias fraudulentas supera el 50%, debido a la ausencia de regulación y control, en las naciones industrializadas, con sistemas de suministros oficiales, se reduciría al 1%. Internet es la autopista por la que han circulado estos productos en las regiones ricas, pero las mafias del tráfico han puesto sus miras en el canal farmacéutico legal. En los últimos meses se han detectado varias falsificaciones que han logrado burlar los estrictos sistemas de seguridad europeos.
Se fabricaron en China, se etiquetaron en Francia, viajaron en barco a Singapur y culminaron su periplo en Liverpool (Reino Unido). Así se introdujo el pasado año una partida del antipsicótico de prescripción Zyprexa, que se utiliza como tratamiento de la esquizofrenia, en el sistema inglés de salud. La isla británica es uno de los principales destinos de las cada vez más sofisticadas mafias del tráfico de medicamentos falsificados.
A lo largo de 2008, sus servicios aduaneros interceptaron productos fraudulentos para tratar la enfermedad cardiovascular y el cáncer por un valor cercano a los tres millones y medio de euros. Alguno de los cargamentos requisados contenía más de 100.000 píldoras, dispuestas a infiltrarse en el canal legal de distribución. Estos casos han hecho saltar las alarmas en las naciones europeas, que han descubierto con estupor cómo su sistema de supervisión y control del mercado farmacéutico no es tan invulnerable como se suponía.
Hasta hace poco, el fenómeno de las falsificaciones de medicamentos se circunscribía a internet, donde existe desde hace tiempo un comercio paralelo de copias de productos relacionados con el ‘estilo de vida’, de gran demanda en las naciones ricas.
Se trata de moléculas para tratar la disfunción eréctil, la obesidad, el tabaquismo o los trastornos del sueño, aunque también gozan de gran predicamento los agentes para incrementar el rendimiento deportivo o la masa muscular, como ciertas hormonas y esteroides.
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Fuente: El Mundo Salud, 18/06/2009